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viernes, 23 de agosto de 2013

La Cenicienta; una enfermedad incurable.

“Sábado 22 de Marzo”
En realidad sería Domingo, ya que son las cinco de la mañana… no puedo dormir. De verdad que no. Harry está muerto, machacado y triturado. Se ha acostado con los zapatos y ni siquiera se ha quitado la túnica. Diría que literalmente se ha tirado a la cama… eh… bueno, ya me entiendes.  Así que no tengo a nadie más al que pueda contarle esto. Y bueno… tú al menos eres algo. Voy... voy a intentar ir por partes, para no liarme. Remontémonos a las cinco de esta tarde.
Ya tenía todo listo (en realidad encontré mi túnica diez minutos antes de que empezara el baile) y los alumnos (ejem, alumnas) estaban nerviosos y excitados por tal idea. El baile sería en dos horas. A lo largo de la semana no había boca que no nombrase algo del baile, o de la decoración que presentaría o la música que se tocaría... y sí, tuve que perfeccionar lo del bailar. Practiqué un par de ocasiones en la Sala de los Menesteres con Hermione (al igual que Harry lo hizo con Ginny). Bueno, al menos sabría más o menos como manejarme sin romperle ningún hueso a nadie; sin beberlo ni comerlo ya tengo asegurados, al menos, tres bailes. Lia me dijo que si podía reservarle uno, y por supuesto, no me iba a negar (digamos que a Hermione no le entusiasmó mucho la idea; me respondió con un simple “Haz lo que quieras” y, todos sabemos que eso significa “Si bailas con ella te tiraré una lámpara a la cabeza” pero… no podía negarme porque… bueno, porque sería muy… desconsiderado, eso, muy desconsiderado).  Ayleen Haden también me pidió que le guardara uno, y así lo hice, puesto que ella como Lia son dos buenas amigas. Podría hacerlo todo con facilidad (o eso creía) y sin que me faltase tiempo, ya que Hermione vendría bien entrada la noche, ya que era el cumpleaños de uno de sus familiares e insistió en que no le acompañase nadie.

Y dieron las siete de la tarde.

Bajé al Gran Comedor, dónde, a sus puertas, estaban aglomerados cientos de alumnos.  Chicas, con vestidos de varios colores, como rosa pastel, azul claro, crema (que, por cierto, me dio hambre) hasta el más destacado de los rojos y amarillos (parecía que iban a animar a nuestro equipo en un partido de Quidditch).  Y chicos, muy contentos con sus atractivas acompañantes (que cogían de la cintura como si fuese un preciado tesoro) hasta otros que andaban resignados tras sus respectivas parejas, cabizbajos. Al fin abrieron las puertas y, justo cuando iba a seguir al resto me di cuenta de que alguien me daba un leve toque en hombro mientras pronunciaba un suave “Hola”.  Era Lia. Me sonrió al darme la vuelta mientras yo me fijaba en su vestido (cosa que no suelo hacer a menudo, eh); era completamente negro al igual que las medias y los zapatos que usaba. Tenía algunas costuras de encajes y no era ese tipo de vestido “princesa de cuento” que la mayoría de las chicas llevaban. A pesar de ello…
-Te sienta muy bien ese vestido. –Dije, sin ni siquiera pararme a saludar. Me sentí tan estúpido que hasta que ella no me respondió con un indeciso “Gracias” estuve aguantando la respiración. Juntos, entramos al fin al comedor. Estaba decorado como lo hubiese estado cualquier típico baile de primavera; motivos florales, coloridos aperitivos (y con una pinta riquísima) y muchos alumnos, ahora esparcidos por toda la sala. A pesar de que en el baile había un ambiente bastante animado, a través de los ventanales se podía entrever el tiempo tan horrible que hacía (Hagrid habría aprovechado para hacer natación sincronizada, ya que no andaba por ahí). La pista de baile era enorme  (o no sé si era la impresión que me causaba, ya que tarde o temprano tendría que pasar por allí) y en una esquina se encontraba Libby Smith, que al parecer, era la encargada de la música en este baile. Lia y yo nos acercamos a una mesa en la que se encontraban hablando Irina, Ayleen y otra chica más que comía con insistencia canapés (y a la que no tardé en unirme).

Empezó la música.

Muchas y diferentes canciones sonaron hasta que por fin decidí bailar una (si sustituimos bailar por hacer el tonto moviendo los pies como un pato) con Lia (a la que di tantas vueltas que no sé cómo no acabo mareada). Después, me dirigí a la pista para cumplir la promesa que le hice a Ayleen (ha sonado muy solemne y todo) y también bailé uno con Irina Black. Ninguna de ellas tenía pareja. La verdad, no comprendía por qué… bueno, yo creo que la chica de los canapés tenía pensado quedarse todo lo que quedaba de baile con la bandeja (se metió hasta el último canapé que había en ella en su bolso). Hablé con Harry, creo recordar, una milésima de segundo, ya que, instantes después, pasó todo el tiempo en la pista de baile junto con mi hermanita. Veía su cara de “Ron, sálvame o mátame rápido, por favor” a kilómetros de distancia, pero sabía que lo mejor era dejarles intimidad. Y tampoco quería llevarme una colleja de parte de mi hermana, qué narices. En fin, tras bailar una última canción con Lia (y que mi hermana me dedicase una mirada de recelo mientras agotaba a Harry bailando) decidimos sentarnos y picotear (ejem, acabar con los aperitivos que había en torno a la mesa) un poco mientras escuchábamos la siguiente canción. Ella se quedó callada, de repente mientras prestaba atención a la letra, que parecía lo que ella estaba haciendo.

-¿Sabes? Esta canción me recuerda a ti. –Dijo, con una leve sonrisa. Me quedé callado, mientras seguía escuchando la canción y fruncía el ceño, sin comprender realmente. ¿Querría decir que me consideraba un buen amigo? ¿Qué la hacía sonreír? ¿Qué… que había…? ¿Qué había robado su corazón? Entonces me vino la melosa voz de mi hermana diciendo “A Lia le gustas, hermanito, te lo digo yo” no, no, no. No es posible, simplemente… no tiene sentido aunque lo tenga totalmente.
-¿Qué? ¿Por qué? –Dije, intentando pronunciar tranquilamente, alzando las cejas mientras la rana de chocolate que me estaba comiendo me hacía un nudo en la garganta.
-¿No sabes lo que significa? –Me preguntó, algo dudosa, inclinando levemente la cabeza, intentando mantener su sonrisa que no podía evitar mirar.
-Mhmmm… sí, sé lo que significa. –Respondí, para después contestarle (cosa de la que me arrepentí al instante)- Básicamente dice que… bueno, que ha conocido a un chico. Que la hace sonreír y ha robado su 
corazón, es lo único en lo que puede pensar…

Ella asintió levemente.

-Exacto.
No pude decir nada más, y todo lo que pasaba por mi cabeza sonaba realmente estúpido. ¿Qué podría decir ante tal declaración de la que se había convertido en mi mejor amiga? No quiere decir que yo no haya pensado en… Nunca me lo había planteado seriamente y no tenía ni idea de cómo reaccionar. Estaba demasiado confuso. Simplemente dejé escapar un simple:
-Yo… bueno, yo en verdad… es decir… Lia. Yo… yo estoy con Hermione. No…
Volvió a asentir, pero esta vez si su sonrisa reflejada en el rostro.
-No te preocupes Ron. No hace falta que digas nada. Lo entiendo. –acto seguido, se levantó, dispuesta a marcharse.
-No, Lianne… -dije, levantando la mirada hacia ella-. No te vayas.
-Disfruta del baile, Ron. –sentenció, antes de marcharse del Gran Comedor entre el alboroto y las risas del resto. Apreté tanto los dientes que creo que me he destrozado un par de muelas. Esperé, sentado, pensando tal vez que regresaría. ¿Y si iba a buscarla? No creo que la encontrase, y de ser así, ¿qué haría entonces? Suspiré, y bajé la mirada al cromo que tenía entre mis manos de la rana de chocolate. Entonces, en ese momento, alguien tocó mi hombro. Dirigí mi mirada al frente, ilusionado por qué Lia hubiese regresado. Era Hermione. Sonrió ampliamente mientras observaba su largo vestido blanco, típico de una princesa de cuento. Sonreí de vuelta, intentando aparentar estar alegre y me levanté, acompañándola a la pista de baile mientras echaba un vistazo a la puerta.
-¿Ya has bailado con Lianne? No la veo por aquí… -me dijo sonriendo, cuando terminó la canción.
-Se ha tenido que marchar. Pero sí, bailé con ella. –dije, asintiendo.
Sonrío levemente y me llevó a la mesa en la que estaban Ginny y Harry (completamente exhausto y empapado en sudor, lo que me provocó una pequeña risa). Me senté junto a Harry dándole una palmada en el hombro mientras Ginny y Hermione cuchicheaban a nuestras espaldas, mirándome de reojo.
-Mujeres, ¿eh? –Dije, bromeando a Harry-. Acabarán por matarnos. –Harry río sarcásticamente, sin ganas-. Oh, venga –volví a insistir- ¿quieres un poco de ponche? –Harry asintió levemente, intentando recuperar el aliento-. Vale, ¿te lo echo en la cara o prefieres bebértelo? –dije, mientras traía un par de vasos de ponche y me arrebataba uno, casi al instante, para beberlo de un trago
-Ron –sonó la voz de Hermione, cerca-. ¿Podríamos hablar un momento? En privado.
Asentí, mirando a Ginny de soslayo, confuso por lo que podría haberle contado a Hermione. Seguramente se trataba de Lia. Pero no nos podía haber oído, estaba demasiado ocupada intentando provocar a Harry un paro cardíaco.
-Ginny me ha contado que estabas hablando con Lianne y de repente la  ha visto marcharse. Y que habéis estado muy acaramelados esta noche. –dijo, frunciendo el ceño y poniendo una de sus manos en jarra.
-¿Qué? –Dije, alzando las cejas- ¿Todavía con esas tonterías Hermione? ¿Qué pasa? ¿No puedo tener amigas?
-Ella no es tu amiga. –Rebatió ella-. Le gustas. Lo sé.
-Ah, ahora lo sabes todo, como siempre, ¿no? ¿Qué pasa, te lo ha dicho?
-Pues claro que no. –Respondió cortante. Entonces vi que alguien hacía un ademán de acercarse a mí, pero al ver a Hermione retrocedió; ¿sería Lia? No la distinguía claramente entre tanta gente- Ella es demasiado cobarde como para decir las cosas a la cara. Seguramente se hará la mosquita muerta y no se lo contará a nadie e irá dando pena por ahí.
-¡Mentira! –No podía creer lo que oía. ¿Tanto le disgustaba realmente?
-¿Mentira? ¿Te ha dicho a ti algo, acaso?
-¡Pues sí! –Dije con enfado- Tan preocupada estabas… ¡ahora lo sabes! Me lo ha dicho esta noche, sí. Y se ha marchado porque le dije que yo te quería a ti. ¿Contenta? ¿Querías que perdiese a una amiga? ¿Esa era tu meta? Muy bien, lo has conseguido Hermione.
-¡Lo sabía! No eran paranoias mías, ni de Ginny. Y ella… esa… no volveré a hablarle en la vida.
-¡Qué madura! Bien te caía cuando te la presenté.
-Nunca me ha caído bien. Simplemente fui cortés. Y ahora lo sé. Va a intentar alejarte de mí, no deberíamos volver a verla.
-¿Deberíamos? Sigue siendo mi amiga, a pesar de todo. Pienso seguir hablando con ella y no me lo vas a impedir.
-¿La quieres más que a mí, entonces? ¿Antepones su felicidad a la mía?
-¿Qué? ¡No! Yo solo… -Me arrepentí de haber comido tanto, ya que era la primera vez que algo me pudiese a llegar a sentar tan mal al estómago. Pero no eran los dulces. No sabía que contestar, ya que no pensaba ceder, pero tampoco quería que Hermione se pusiese de tan manera. Al ver que no respondía, indignada, se dio la vuelta y caminó hacia las puertas del comedor, para salir de él. Había fastidiado el baile a dos chicas. Un nuevo record personal, Ron. No tenía ganas de seguir allí y ya casi todo el mundo se marchaba a sus salas comunes porque pronto iban a dar las doce. Me encaminé hacia las puertas, cuando vi a Lia, junto a Irina, no muy lejos de mí. Quise acercarme, pero entre tanta gente era imposible que ella pudiese oírme y tampoco podía acercarme. Susurré su nombre inútilmente  justo cuando el aviso de que eran las doce resonó en la sala.
Y aquí estoy ahora. Un completo calzonazos, cuaderno, lo sé. Y una larga historia, también lo sé. Son ya las siete de la mañana. No intentaré dormir, ya que sería un desperdicio de tiempo. Aunque Harry parece llevar bien lo de dormir bien tras seis horas seguidas de baile. Bajaré al Gran Comedor, aunque no tenga mucha hambre… y después subiré a darle un almohadazo en la cara a este dormilón, para alegrarme el día.


Ah, hoy empezaban las vacaciones de Pascua, por cierto.

domingo, 18 de agosto de 2013

¡Y el Baile de Primavera gana el partido!

"“Sábado 16 de Marzo”
Justo iba a empezar los deberes de Pociones cuando te he visto debajo de mis apuntes. ¿Curioso, no? No es que me esté escaqueando de hacerlos, no. Es que... ¡te tengo que contar como fue el partido de ayer!
Me alegro de que al menos Harry se entusiasme y esté presente en todos los entrenamientos de Quidditch. Desde que fue anunciado que jugaríamos contra Hufflepuff el próximo viernes hemos estado planeando tácticas y comentando cuales podrían utilizar ellos contra nosotros. A pesar de que ha llovido estos últimos días y de que el campo de Quidditch parecía una piscina de barro gigante ninguno de los dos equipos perdió el entusiasmo por entrenar todos los días. Los de Hufflepuff practicaban por las mañanas y nosotros por la tarde. Cada vez que nos dábamos el relevo saludaba rápidamente a mi prima Ariana, que, al parecer, es la buscadora del equipo este año. He de reconocer que habían mejorado bastante, pero nosotros para nada se lo íbamos a poner fácil.

Por fin llegó el viernes.

Me alegraba de que, cuando bajé al Gran Comedor antes del partido, la mayoría de las conversaciones estaban relacionadas con el partido que se iba a llevar a cabo. Bueno, excepto alguna que otra alumna que hablaba de cuál sería su atuendo para llevar al baile que se iba a celebrar dentro de poco. QUÉ INTERESANTE. Tras el almuerzo nos pusimos en marcha. Unos cuantos alumnos nos desearon suerte, y otros cuantos a los de Hufflepuff (claro, como era de esperar). Me sorprendió bastante ver a Malfoy en las gradas. “¿Para qué había venido? ¿Para reírse un rato de nosotros?” pensaba. No debía dejar que esos pensamientos me desconcentraran del partido. También vi en las gradas a Lia, que me saludó antes de que comenzase el partido. Estaba sentada junto a ese chico de pelo rojo (y cuando me refiero a rojo quiero decir un rojo más intenso que la mermelada de fresa del Gran Comedor). ¿Quién sería? ¿Tal vez…? No, no creo. Al menos, eso espero.  También estaba, no muy lejos de Malfoy, Susan Lestrange. Me deseó suerte antes de que comenzase el partido. No entiendo absolutamente nada de ella… esa chica es completamente bipolar.
Antes de que me pudiese dar cuenta, ya estaba subido a mi escoba y la quaffle entraba en juego; Luna, comenzó a narrar de inmediato:
“Hufflepuff con la quaffle.
Smith, la tiene Smith, ¡oh, Katie Bell ha conseguido arrebatársela! Katie Bell pasa a Robins, Robins, ¡Robins! ¡Bien esquivada esa Bludger! Robins a Ginny, ¡Ginny Weasley con la quaffle! ¡Se acerca a los aros y…! ¡Anota! ¡Ginny Weasley anota un tanto para el equipo de Gryffindor! El marcador sube diez a cero a su favor. Los buscadores siguen en el aire, tras la pista de la snitch.
¡Y de nuevo Hufflepuff con la quaffle! De Herbert Fleet pasa a Tamsin Applebee. Tamsin se acerca peligrosamente a la zona de anotación, lanza y… ¡Ronald Weasley la intercepta! Más suerte a la próxima. ¡Allá va Katie Bell! Katie pasa a… ¡oh, no! Heidi Macavoy ha conseguido recuperar la quaffle. ¡Allá va de nuevo! De Macavoy a Smith, de Smith de nuevo a Macavoy. Ronald Weasley se prepara para… ¡oh no, Rickett ha lanzado una bludger directa a Ron… y… y Macavoy anota un tanto para Hufflepuff mientras Weasley se mece en su escoba intentando mantener el equilibro! ¡Por los pelos ha esquivado la bludger! Diez a diez, ambos equipos están igualados.
Robins con la quaffle, dispuesta a apuntar un tanto más para los de Gryffindor. De Robins a Bell… Katie consigue hacerse paso entre Applebee y… ¡miren eso! ¡La buscadora Ariana Prewett de Hufflepuff se lanza en picado! ¡Ha visto la snitch! ¡Harry Potter se decide a volar tras ella! ¡Allá van! ¡¡Allá van!! ¡Ariana cae y cae en picado! Merlín se estrellarán a este paso… ¡Harry Potter disminuye velocidad! ¡Harry Potter disminuye velocidad deteniéndose antes de chocarse contra el suelo mientras Ariana se desvía hacia la derecha evitando colisionar contra el campo! ¡Era el famoso Amago de Wronski! Ariana Prewett no logró su propósito. Ambos buscadores se encuentran aún en sus escobas, aunque Harry Potter se encuentra extrañamente cerca del suelo, buscando algo con la mirada. ¡Y mientras Robins consiguió marcar otro tanto! Gryffindor supera a Hufflepuff por diez puntos. ¡Harry Potter se mueve decidido hacia la parte oeste del campo! ¡Va tras un destello dorado! ¡La snitch! Ariana Prewett reacciona y lo sigue… ¡Ariana aumenta velocidad! ¡Demasiado tarde! ¡Harry Potter se lanza decidido hacia el destello dorado, que se encuentra a muy poca altura del suelo! ¡Nada puede pararlo… y… alcanza la snitch! ¡Harry Potter consigue la snitch! ¡Gryffindor se anota otra victoria! ¡Allá van todos a su encuentro! ¡Bravo! ¡Pero esto no acaba aquí! ¡La reciente victoria de Ravenclaw en el partido contra Slytherin hace que Gryffindor tenga que jugar un último partido contra ellos! Hasta aquí el partido. Espero que lo hayáis disfrutado.”
El resto ya os lo podéis imaginar. Felicitaciones, saludos, barro, mucho barro y una magnífica mueca de decepción y desprecio de parte de Malfoy.
Y bueno, ahora sí que nos toca jugar contra Ravenclaw. Seguramente ya lo había mencionado, pero lo vuelvo a hacer porque soy así de inteligente; Lia está en el equipo, y juega como cazadora. Y el chico, bueno, creo recordar que se llama Ethan, también juega este año en el equipo como buscador. Han vencido a Slytherin, cuya buscadora es Daphne Greengrass. Dicen que su hermana pequeña Astoria le pone ojitos a Malfoy (permíteme decir que Daphne es más inteligente que ella en eso, o al menos, no tiene el sentido del gusto atrofiado). Merlín, qué asco.
Y mientras aquí sigo. Sin tener ni maldita idea de cómo bailar para el próximo sábado. Tampoco creo que salga mucho a la pista, no creo que sea muy apropiado ir tirando a la gente por ahí y romperles la cadera. De verdad que si no fuese por Hermione me quedaba bien calentito en la Sala Común jugando a los naipes explosivos. Bueno, Harry tiene el mismo problema, ¿qué les da a las chicas con los bailes? “Aaaah, un baile, o sea, que chupi, llevaré a mi príncipe y bailaremos hasta que se me destrocen los pies…” Merlín.  QUÉ DIVERSIÓN. Y no exagero, eh, baja al Gran Comedor en hora punta y siéntate cerca de unas cuantas chicas. Bueno. Pensemos en algo positivo. Tiene que haber comida. Mucha. Tal vez podría fingir un corte intestinal y… y… no funcionaría. Ya pensaré algo, aunque no con el estómago vacío. Voy a bajar a cenar. Ah, ¡los deberes de Pociones! Sí, bueno… seguro que no se me olvidan. Los dejaré por aquí, y luego pediré ayuda a Hermione (con pedir ayuda me refiero a suplicarle hasta que me deje copiar los suyos). Y ahora, a por alitas. De pollo, preferiblemente. 

sábado, 20 de julio de 2013

"Nuevas eventualidades"

"Sábado 9 de Marzo"
Buenos días cuaderno. Sí, he dicho buenos días, ni tardes, ni noches, ni madrugadas, sino días. Creo que ha sido de los pocos sábados que me he levantado temprano en lo que llevo de curso, y me alegro de haberlo hecho.
Bajaba de mi Sala Común para ir a desayunar, cuando me encontré con que el conserje, Filch, colocaba en el tablón de anuncios un par de carteles, y se iba, abriéndose paso entre unos cuantos alumnos con su habitual mueca de desagrado en el rostro. Me acerqué un poco más para ver ambos carteles de cerca. Pronto, se habían arremolinado en torno a ellos bastantes estudiantes de las diferentes casas; uno tenía un matiz violeta pálido y estaba decorado y escrito con elegantes letras plateadas, pero me fue imposible leerlo con tanta gente alrededor (la mayoría, por no decir todas, eran chicas).
El otro cartel, era de color crema, parecido a un simple pergamino y con letras escritas en una oscura tinta azul marino. En torno a él no había apenas gente y se podía leer fácilmente: “Cambios sobre los próximos partidos de Quidditch”. Rápidamente distinguí la mirada de Lia posada en el cartel, y, no muy lejos, la de un chico de pelo rojo intenso que no me sonaba prácticamente de nada. También se encontraba leyéndolo Ariana (Prewett); una de mis primas, por parte de madre. Me costó percatarme de ella y probablemente no lo hubiera hecho de no ser por su inconfundible y llamativa melena pelirroja. Al final comencé a leer el cartel; era breve y claro:


Volví a leer el mensaje unas cuantas veces, algo confuso. No entendí muy bien el por qué, pero de todos modos no me importaba demasiado, al menos jugaríamos contra Hufflepuff.
Comencé a hablar con Lia, que, como he dicho antes se encontraba por allí cerca. Al parecer ella tampoco comprendía muy bien el por qué. Finalmente, acabamos hablando animadamente de Quidditch y de las tácticas que se utilizaron en los últimos mundiales. Justo entonces, Ariana nos comentó con una sonrisa que echáramos un vistazo al otro cartel, ya que la gente que se había aglomerado anteriormente ya estaba dispersa por los pasillos, charlando en pequeños grupos. Me dirigí allí para ver qué era lo que provocaba tanta curiosidad ante las chicas; “¿Una nueva colonia con esencia de amortentia? ¿Un pintalabios que nunca se acabase?” Pues no. En letras brillantes se podía leer claramente “Baile de primavera”. ¿En serio? ¿Un baile? ¿De primavera? No creo que pudiese haber algo más cursi que se pudiese celebrar en Hogwarts. Debajo del título venía una larga lista sobre la vestimenta, la decoración, la pareja, la música y el baile… y muchas otras tonterías que no tuve ganas de leer. Tan solo memoricé la fecha. Pero lo peor, si duda alguna, era bailar. La verdad es que no me apetecía en absoluto. Estuve hablando de ello con Lia, mientras nos dirigíamos por fin al Gran Comedor.Al parecer a ella se le daba bastante bien ya que había tomado clases de ballet de pequeña. Pero yo la verdad estaba totalmente perdido. Y lo sigo estando. En fin... no sé que haré para no quedar en ridículo. Tal vez debería seguir el ejemplo de cuarto y no salir a la pista de baile. Así no correré riesgos. Lo malo, es que ahora, obligatoriamente, tengo que hacerlo, ya que tengo pareja. A Hermione le ha encantado la idea del baile tanto como al resto de las chicas que se habían agrupado en torno al cartel.
Por mi parte, tengo unas ganas tremendas de contarle a Harry lo del partido. Pero, como siempre pasa últimamente, no se encuentra en la Sala Común. Creo que ha ido a hablar con McGonagall... por algo que le traía preocupado desde hace varios días...



lunes, 15 de julio de 2013

"Exitum totalum & nuevas preocupaciones"

"Jueves 14 de febrero"
¡Sí! Eso es diario, sí. ¡Me he librado! ¡A Hermione le ha gustado nuestra cena de San Valentín! Merlín, menos mal... ¡todo fue estupendamente!
La llevé antes del anochecer a una bonita playa, en la que corría una agradable brisa (a pesar de estar a mediados de Febrero) y nos esperaba una cena de lo más suculenta y sí... "romanticona". Me puse hasta traje y todo, ¿eh? (Y ella se puso un vestido que le quedaba realmente bien).
Preparé una mesa en medio de la arena, rodeada de pétalos y ramos de rosas. Y días antes le pedí a mi madre que hiciera una de sus tartas caseras (se le dan de miedo y están de rechupete) con forma de corazón y adornada con rosas rojas de nata y caramelo de colores. Charlamos, cenamos, y tal, y al final de todo le regalé un precioso (o eso creo) anillo plateado con un rubí rojo incrustado. Me lo consiguió Harry en una tienda del Callejón Diagon, y parece haberle gustado mucho. En fin, hemos paseado por la playa, nos hemos mojado un poco (maldita marea nocturna) y hemos vuelto cuando nos ha apetecido, que ha sido bien entrada la noche. Y yo como no tenía sueño, pues me he puesto a escribir. Un día usarán esto para escribir mis memorias, sí, lo sé. En fin....
Hace días que no veo a Harry. Y Hermione ya me ha comentado seriamente qué es lo que le puede pasar; ha perdido apetito, que de eso me doy yo cuenta. Siempre me deja comerme la mitad de sus gachas de avena en el desayuno, y ni siquiera  baja al comedor para almorzar o cenar algo. A veces, Hermione y yo les pedimos a los elfos de las cocinas algo de picar para él, pero cuando subimos ya nos lo encontramos arriba, durmiendo, o fuera... 
Las clases son otra. Antes se dormía en las clases de Snape (si, Snape ha vuelto, y han readmitido a Susan; maldita sea, a mí me gustaba Libby), ahora parece como si fuera un muerto viviente ciego y cansado. Confundió el hígado de dragón con el polvo de cuerno de unicornio y nos han puesto un Desastroso a ambos. Y no tiene ganas de hablar con nadie... antes no sé, enviaba cartas a Sirius, podía... podía hablar con Dumbledore... pero ahora, nada. Tememos lo peor.
A Harry le vuelve a doler la cicatriz.
...en fin. Sigo sin tener sueño. Son las dos de la madrugada... mhm... puede que si tengo suerte... sí, puede que si tengo suerte me encuentre con alguien de agrado por los pasillos. Ah, no, calla. Ha vuelto Snape. Maldita sea. Pues me iré a dormir, qué remedio. Una pena que no haya alitas con forma de rosa roja. Hubiera sido un buen menú para lo de esta noche... bueno, bastante bien ha salido todo, no nos quejemos. 

martes, 25 de junio de 2013

"Preocupaciones"

"Jueves 7 de Febrero"
Ah, que buen día hace. No se ve ni un pedacito de cielo, y parece que son las diez de la noche de lo oscuro que está. Pero ha dejado de llover. Ahora queda ese olor a hierba y tierra mojada tan... agradable. Jojo, y  hay más barro que nunca, Crabbe y Goyle estarán como en casa. En fin, ahora con el barro tampoco podremos salir... creo que me cubriría hasta la cintura. Hagrid tiene una suerte... ¡solo le llega hasta los tobillos!
Bueno... debería ir concretando lo de San Valentín para Hermione. Harry le va a prepara a mi hermana una "sorpresa muy especial" en la torre de Astronomía, creo (Sir Potter lo lleva planeando como un mes...). A ver, y yo me quedé en que le gustaban las rosas, el rojo y la playa. Podría llevarla a la playa, y comprarle unas rosas... ¿rojas? ¡Qué imaginativo! Bah... le podría preguntar a mi hermana. Aunque pueden pasar tres cosas:
1º (Y más probable) Que se ría en mi cara.
2º Que vaya a contárselo a Hermione (porque, o sea, son super amigas que no tienen secretos).
3º Que me mande a cazar nargles.
Nah, ya lo haré yo, ya lo haré yo. Venga cuaderno, ¿qué les gusta a las tías? ... ¿No me respondes, eh? Gracias, gracias. A ver, Ron, piensa como una tía (¿por qué narices estoy escribiendo esto?) JOYAS. Sep, joyas, a las tías les gustan las joyas. Vale, ¿dónde se compran las joyas? (Nota* Preguntar a Harry dónde venden joyas, ya que el es un añoñado y le regala a Ginny un montón.) Bien, joyas ROJAS, sí. Toma, que mente más superdotada, si tenía que haber ido a Ravenclaw. Y la podría llevar a la playa, por qué no... ¡bien Ron, ya lo tienes! Como premio me recompensaré más tarde con unas cuantas alitas de pollo.
Bien, un tema resuelto... ¡oh, venga ya! Se ha puesto a llover de nuevo... a este paso vamos a jugar muchos partidos de Quidditch, sí... no he jugado uno desde noviembre (que fue contra Slytherin. Menuda paliza que les metimos a esos... esos... "tramposos") y ha sido aplazado el partido contra Ravenclaw. Es que, ni he estrenado la nimbus 3000, con la alta precisión que tiene, y la perfecta talla del mango de nogal negro que hace que alcances una velocidad inimaginable. Bueno, supongo que a Harry tampoco le habrá dado tiempo de probarla. Espera, ¿dónde está Harry? ... ¿Y Hermione? ... Pero, ¡si no hay nadie en la Sala Común! ... A no ser... ¡MALDITA SEA! ¡Mañana tenemos examen de Transformaciones! ¡Y yo sin cenar! ¡Tengo que bajar al Gran Comedor ya! Y ah, sí... tendré que estudiar, claro.

sábado, 15 de junio de 2013

"Rayos y Retruecanos"

"Viernes 1 de Febrero"
Y aquí estamos cuaderno mío... sentados frente a una ventana de la Sala Común, otra vez. ¿Qué quieres? Sigue lloviendo a mares... oh, mira por ahí va Hagrid haciendo natación sincronizada. No, eh, es broma, pero molaría. Un mes lloviendo casi constantemente... las mandrágoras deben estar creciditas. Cuando haga buen tiempo prometo llevarte a los jardines, para que cambies de aires.
En cuanto a Harry, ya está bien, es un valiente el tío. No fue ni a la enfermería, todo un rebelde. Bueno, su querida Ginny lo ha cuidado muy bien, ella que estaba taaan preocupada. Hermione, ¿adivina dónde está? En la biblioteca, exacto. Así que yo pues escribo. ¿Tengo deberes pendientes de Transformaciones? Sí. Pero ya los haré... más tarde. Puede... por lo menos no tenemos trabajo de pociones. Snape se ha ido, y con él todas las calamidades que hacía a los de Gryffindor. Ahora hay una nueva profesora (mucho, MUCHO más joven que Snape) llamada Libby no se qué. El caso es que nos permite que la llamemos por su nombre de pila. Já. Creo que no me enteré de que Snape se llamaba Severus hasta quinto curso.
¡Madre de Merlín! Menudo rayo acaba de caer...
Y esto de que me quede más tiempo sin nadie con quién hablar (ya que Harry sigue raro y Hermione está en la biblioteca) me ha hecho coger confianza con otro tipo de personas. ¿Te puedes creer que Luna Lovegood tiene una hermana? Sí, ¡y de Gryffindor además! Yo ya no me entero de nada... y bueno, luego hay muchos Ravenclaw pululando por ahí cual aves rapaces. (NOTA: Recordar esa frase, me ha quedado muy sofisticada.) Conozco a Lia, que me da la impresión de que nos hubiéramos conocido mucho antes, es muy buena gente y eso, y ese sentido del humor que poseemos no lo tiene todo el mundo. A alguna gente le molesta, sin embargo ella, lo entiende; luego está Ayleen, que también es buena gente y tiene un pelo que destaca más que el mío (por una vez, Merlín, gracias); también está Irina, la Diggoriana... que también tiene buen sentido del humor, ¿eh? Sí, los Ravenclaw son... buena compañía.
¡Bua, ese rayo ha partido un árbol por la mitad seguro!
...
Esto... ¡ah, sí! Dentro de poco será San Valentín o como lo llamaba en mis tiempos de soltero (Mhm... que raro ha quedado eso), San Puagventín. Pero este año no la puedo fastidiar... a ver, tengo que ir pensando... el color favorito de Hermione... el rojo. Las flores que más le gustan son... las rosas. Mhm... que más, qué mas... ah, mencionó que le gustaba ir a la playa en vacaciones. Puede que, tal vez... ¿una playa roja llena de rosas? Nah... bueno, podría tintar el mar de rojo... sigue soñando, Ron... ya se me ocurrirá algo. Sí... puede que cuando haga el trabajo pendiente de Transformaciones se me aclaren las ideas. Por ahora, creo que intentaré transformar una piedra en alitas de pollo.
...
...
...
Nah, mejor bajo al Gran Comedor.

domingo, 2 de junio de 2013

¡¡¡Alerta permanente!!!


"Lunes 21 de Enero"
Odio a los Slytherin… cuando crees que alguno es medio bueno, ¡¡BAM!! Te atacan de improvisto… ¡¡ALERTA PERMANENTE!! Un gran consejo, sí señor. Bien, ¿por qué digo esto, te preguntarás? (Bueno, no sé si los cuadernos tienen dudas existenciales o… mejor continuemos.) Bien, Susan. Susan Lestrange, bonito apellido, ¿no? Le viene al pelo. Esa chica que me caía “bien”, sí… por su culpa y la del estúpido de Snape ahora Harry está en el sofá de la Sala Común, sin conocimiento y totalmente debilitado. Lo está cuidando Ginny, también con marcas en el cuello debido a un intento de estrangulación… es una historia tan confusa que ni yo la he llegado a comprender, pero te la voy a intentar explicar.

A lo visto, aquel día en el que Harry vio a Susan y a Snape besándose, no fue el único espectador. Los pilló McGonagall, (menuda cara se le quedaría… maldita sea Colin, ¿dónde te metes últimamente? Esas fotos valdrían oro…) así que obligó a Snape a MARCHARSE DE HOGWARTS (eso hubiera sido digno de una fiesta) y expulsó a Susan del colegio. Vale, a partir de aquí no me enteré de nada en absoluto… creo que Harry fue a hablar con Susan para ver todo lo que había pasado. Yo no tenía ni idea, como siempre. Ya entrada la noche Harry no volvía… y decidí buscarlo. Y Ginny me acompañó. Cuando llegamos encontré a Harry gritando a voces con Susan y Snape, con la cara hinchada y con su varita en la mano. Fui a socorrer a Harry, y Ginny enfadada se dirigió a Snape, y empezó a discutir con él y con Susan hasta que le dijo algo que podrían haber oído los centauros al otro lado del Bosque Prohibido: “¡COBARDE!” Todo quedó en silencio, y después, como si la hubieran poseído, Susan se abalanzó sobre mi hermana como si fuera la última alita de pollo de una bandeja (Em… me has entendido). Deprisa la separé de Susan y le grité “¡¿Estás loca?!” aunque ahora se me ocurren palabras mejores... maldita sea. ¡Le podría haber hecho verdadero daño! Y en cuanto a Harry, ni te cuento. No sé cómo hemos salido de allí, ni como ha acabado realmente todo esto… pero espero no volver a verlos nunca más. Pociones sin Snape… nos hemos ganado el cielo todos estos años aguantándole, un descanso no viene mal.

A todo esto, Hermione sigue en la biblioteca y no sabe nada acerca del tema. Debería salir a buscarla y contarle todo lo que ha sucedido. Aunque no estoy de humor para hablar con nadie hoy, ni siquiera con… nadie. Nadie en absoluto. Bueno, bajaré ya y de paso le traeré a Harry algo de comida. Para Harry, ¿eh? No es que quiera yo ahora tomarme un par de alitas de pollo, no… es que necesita reponer fuerzas. Iré ahora mismo…