...rumores. Sí, rumores, cuaderno, me estás oyendo bien. Los rumores. Esas malditas habladurías que fluyen por Hogwarts como el agua de las nubes, que aún no se han ido del cielo. Cuando no te pasan a ti no son tan malos... pero, cuando los vives son una molestia. Para mí solo son eso. Una maldita molestia. Como el grito de las mandrágoras bebés (jo, como me expreso). Te lo explicaré, para que tu bonito cerebro de papel lo entienda...
...esta tarde llegué a la Sala Común tras las clases y en uno de los sofás estaban Ginny y Harry. Hablando. En cuanto se percataron de mi cesaron su conversación y me miraron como si tuviera nargles en la cara. Al instante, Harry cogió su mochila, se levanto y se despidió de Ginny con un beso (que tierno, Potter) y de mi con un leve saludo. No sé que le pasaba últimamente… estaba más distraído que nunca. Incluso más que yo en Adivinación. Así que hice lo que cualquier buen amigo hubiera hecho. Intentar sonsacarle algo a Ginny (por el bien de Harry, ¿eh?) así que, me acerqué a ella y comenzamos a hablar. Al poco rato me contó lo que había sucedido. Era algo tan inverosímil que lo primero que hice fue reírme. Pero al ver su cara percibí que no estaba de broma. ¿Pero cómo era posible? ¡Si era el profesor más odiado de todo Hogwarts! ¿Cómo, como...? Pues sí. Aquella chica… Susan. Se había besado con el profesor más odiado de todo Hogwarts. Snape. Claaaro, así que le sonreía. Al notar que no era una broma, inmediatamente le pregunté a Ginny que como lo sabía y ella respondió “Harry los vio anoche. Tenía la capa de invisibilidad puesta. Pero de esto, ni una palabra a…” y ya sabéis el resto. Que si es un secreto, blah, blah, blah, que si no se lo cuente a nadie... en fin. No tenía pensado hacerlo. ¿A quién se lo iba a contar? ¿A Rita Skeeter? Puede que Harry se haya ido para hablar con Susan. Por eso tenía tanta prisa… pero hace un buen rato que se fue. Y está empezando a anochecer...
…hace un par de días decidí ir a tomar una cerveza de mantequilla a Hogsmeade y me acompañaron Harry, Hermione, Ginny y Lia (íbamos bastantes, sí). La verdad es que con el tiempo tan revuelto que hacía no iba mal una visita a las Tres Escobas y de camino pasar por Honeydukes. Pues bien, ya saliendo de los jardines, Ginny me aparta un poco de los demás y empieza a decir “¿Le gustas a Lianne, eh?” … esta pequeñaja me deja sin palabras, a veces. ¿Cómo se le puede ocurrir tal tontería? Bah… de verdad. Definitivamente no puedo tener amigas. Le pediré permiso a la próxima. Y bueno… si eso hubiera sido lo único… pues no. Me lo siguió repitiendo durante todo el viaje de ida y en las Tres Escobas. Lia y Hermione ya empezaron a preguntar qué pasaba, y tuve que inventarme una excusa… Harry como estaba tan ido ni se dio cuenta (como le envidio). En fin, decidí zanjar la conversación y, ¿a qué no sabes lo qué paso? ¡Ginny se enfadó! Bien, otro tanto para Weasley. Veamos, tengo a una hermana enfadada, a una novia confusa y a una amiga mosqueada… soy un hacha con las tías.
