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viernes, 23 de agosto de 2013

La Cenicienta; una enfermedad incurable.

“Sábado 22 de Marzo”
En realidad sería Domingo, ya que son las cinco de la mañana… no puedo dormir. De verdad que no. Harry está muerto, machacado y triturado. Se ha acostado con los zapatos y ni siquiera se ha quitado la túnica. Diría que literalmente se ha tirado a la cama… eh… bueno, ya me entiendes.  Así que no tengo a nadie más al que pueda contarle esto. Y bueno… tú al menos eres algo. Voy... voy a intentar ir por partes, para no liarme. Remontémonos a las cinco de esta tarde.
Ya tenía todo listo (en realidad encontré mi túnica diez minutos antes de que empezara el baile) y los alumnos (ejem, alumnas) estaban nerviosos y excitados por tal idea. El baile sería en dos horas. A lo largo de la semana no había boca que no nombrase algo del baile, o de la decoración que presentaría o la música que se tocaría... y sí, tuve que perfeccionar lo del bailar. Practiqué un par de ocasiones en la Sala de los Menesteres con Hermione (al igual que Harry lo hizo con Ginny). Bueno, al menos sabría más o menos como manejarme sin romperle ningún hueso a nadie; sin beberlo ni comerlo ya tengo asegurados, al menos, tres bailes. Lia me dijo que si podía reservarle uno, y por supuesto, no me iba a negar (digamos que a Hermione no le entusiasmó mucho la idea; me respondió con un simple “Haz lo que quieras” y, todos sabemos que eso significa “Si bailas con ella te tiraré una lámpara a la cabeza” pero… no podía negarme porque… bueno, porque sería muy… desconsiderado, eso, muy desconsiderado).  Ayleen Haden también me pidió que le guardara uno, y así lo hice, puesto que ella como Lia son dos buenas amigas. Podría hacerlo todo con facilidad (o eso creía) y sin que me faltase tiempo, ya que Hermione vendría bien entrada la noche, ya que era el cumpleaños de uno de sus familiares e insistió en que no le acompañase nadie.

Y dieron las siete de la tarde.

Bajé al Gran Comedor, dónde, a sus puertas, estaban aglomerados cientos de alumnos.  Chicas, con vestidos de varios colores, como rosa pastel, azul claro, crema (que, por cierto, me dio hambre) hasta el más destacado de los rojos y amarillos (parecía que iban a animar a nuestro equipo en un partido de Quidditch).  Y chicos, muy contentos con sus atractivas acompañantes (que cogían de la cintura como si fuese un preciado tesoro) hasta otros que andaban resignados tras sus respectivas parejas, cabizbajos. Al fin abrieron las puertas y, justo cuando iba a seguir al resto me di cuenta de que alguien me daba un leve toque en hombro mientras pronunciaba un suave “Hola”.  Era Lia. Me sonrió al darme la vuelta mientras yo me fijaba en su vestido (cosa que no suelo hacer a menudo, eh); era completamente negro al igual que las medias y los zapatos que usaba. Tenía algunas costuras de encajes y no era ese tipo de vestido “princesa de cuento” que la mayoría de las chicas llevaban. A pesar de ello…
-Te sienta muy bien ese vestido. –Dije, sin ni siquiera pararme a saludar. Me sentí tan estúpido que hasta que ella no me respondió con un indeciso “Gracias” estuve aguantando la respiración. Juntos, entramos al fin al comedor. Estaba decorado como lo hubiese estado cualquier típico baile de primavera; motivos florales, coloridos aperitivos (y con una pinta riquísima) y muchos alumnos, ahora esparcidos por toda la sala. A pesar de que en el baile había un ambiente bastante animado, a través de los ventanales se podía entrever el tiempo tan horrible que hacía (Hagrid habría aprovechado para hacer natación sincronizada, ya que no andaba por ahí). La pista de baile era enorme  (o no sé si era la impresión que me causaba, ya que tarde o temprano tendría que pasar por allí) y en una esquina se encontraba Libby Smith, que al parecer, era la encargada de la música en este baile. Lia y yo nos acercamos a una mesa en la que se encontraban hablando Irina, Ayleen y otra chica más que comía con insistencia canapés (y a la que no tardé en unirme).

Empezó la música.

Muchas y diferentes canciones sonaron hasta que por fin decidí bailar una (si sustituimos bailar por hacer el tonto moviendo los pies como un pato) con Lia (a la que di tantas vueltas que no sé cómo no acabo mareada). Después, me dirigí a la pista para cumplir la promesa que le hice a Ayleen (ha sonado muy solemne y todo) y también bailé uno con Irina Black. Ninguna de ellas tenía pareja. La verdad, no comprendía por qué… bueno, yo creo que la chica de los canapés tenía pensado quedarse todo lo que quedaba de baile con la bandeja (se metió hasta el último canapé que había en ella en su bolso). Hablé con Harry, creo recordar, una milésima de segundo, ya que, instantes después, pasó todo el tiempo en la pista de baile junto con mi hermanita. Veía su cara de “Ron, sálvame o mátame rápido, por favor” a kilómetros de distancia, pero sabía que lo mejor era dejarles intimidad. Y tampoco quería llevarme una colleja de parte de mi hermana, qué narices. En fin, tras bailar una última canción con Lia (y que mi hermana me dedicase una mirada de recelo mientras agotaba a Harry bailando) decidimos sentarnos y picotear (ejem, acabar con los aperitivos que había en torno a la mesa) un poco mientras escuchábamos la siguiente canción. Ella se quedó callada, de repente mientras prestaba atención a la letra, que parecía lo que ella estaba haciendo.

-¿Sabes? Esta canción me recuerda a ti. –Dijo, con una leve sonrisa. Me quedé callado, mientras seguía escuchando la canción y fruncía el ceño, sin comprender realmente. ¿Querría decir que me consideraba un buen amigo? ¿Qué la hacía sonreír? ¿Qué… que había…? ¿Qué había robado su corazón? Entonces me vino la melosa voz de mi hermana diciendo “A Lia le gustas, hermanito, te lo digo yo” no, no, no. No es posible, simplemente… no tiene sentido aunque lo tenga totalmente.
-¿Qué? ¿Por qué? –Dije, intentando pronunciar tranquilamente, alzando las cejas mientras la rana de chocolate que me estaba comiendo me hacía un nudo en la garganta.
-¿No sabes lo que significa? –Me preguntó, algo dudosa, inclinando levemente la cabeza, intentando mantener su sonrisa que no podía evitar mirar.
-Mhmmm… sí, sé lo que significa. –Respondí, para después contestarle (cosa de la que me arrepentí al instante)- Básicamente dice que… bueno, que ha conocido a un chico. Que la hace sonreír y ha robado su 
corazón, es lo único en lo que puede pensar…

Ella asintió levemente.

-Exacto.
No pude decir nada más, y todo lo que pasaba por mi cabeza sonaba realmente estúpido. ¿Qué podría decir ante tal declaración de la que se había convertido en mi mejor amiga? No quiere decir que yo no haya pensado en… Nunca me lo había planteado seriamente y no tenía ni idea de cómo reaccionar. Estaba demasiado confuso. Simplemente dejé escapar un simple:
-Yo… bueno, yo en verdad… es decir… Lia. Yo… yo estoy con Hermione. No…
Volvió a asentir, pero esta vez si su sonrisa reflejada en el rostro.
-No te preocupes Ron. No hace falta que digas nada. Lo entiendo. –acto seguido, se levantó, dispuesta a marcharse.
-No, Lianne… -dije, levantando la mirada hacia ella-. No te vayas.
-Disfruta del baile, Ron. –sentenció, antes de marcharse del Gran Comedor entre el alboroto y las risas del resto. Apreté tanto los dientes que creo que me he destrozado un par de muelas. Esperé, sentado, pensando tal vez que regresaría. ¿Y si iba a buscarla? No creo que la encontrase, y de ser así, ¿qué haría entonces? Suspiré, y bajé la mirada al cromo que tenía entre mis manos de la rana de chocolate. Entonces, en ese momento, alguien tocó mi hombro. Dirigí mi mirada al frente, ilusionado por qué Lia hubiese regresado. Era Hermione. Sonrió ampliamente mientras observaba su largo vestido blanco, típico de una princesa de cuento. Sonreí de vuelta, intentando aparentar estar alegre y me levanté, acompañándola a la pista de baile mientras echaba un vistazo a la puerta.
-¿Ya has bailado con Lianne? No la veo por aquí… -me dijo sonriendo, cuando terminó la canción.
-Se ha tenido que marchar. Pero sí, bailé con ella. –dije, asintiendo.
Sonrío levemente y me llevó a la mesa en la que estaban Ginny y Harry (completamente exhausto y empapado en sudor, lo que me provocó una pequeña risa). Me senté junto a Harry dándole una palmada en el hombro mientras Ginny y Hermione cuchicheaban a nuestras espaldas, mirándome de reojo.
-Mujeres, ¿eh? –Dije, bromeando a Harry-. Acabarán por matarnos. –Harry río sarcásticamente, sin ganas-. Oh, venga –volví a insistir- ¿quieres un poco de ponche? –Harry asintió levemente, intentando recuperar el aliento-. Vale, ¿te lo echo en la cara o prefieres bebértelo? –dije, mientras traía un par de vasos de ponche y me arrebataba uno, casi al instante, para beberlo de un trago
-Ron –sonó la voz de Hermione, cerca-. ¿Podríamos hablar un momento? En privado.
Asentí, mirando a Ginny de soslayo, confuso por lo que podría haberle contado a Hermione. Seguramente se trataba de Lia. Pero no nos podía haber oído, estaba demasiado ocupada intentando provocar a Harry un paro cardíaco.
-Ginny me ha contado que estabas hablando con Lianne y de repente la  ha visto marcharse. Y que habéis estado muy acaramelados esta noche. –dijo, frunciendo el ceño y poniendo una de sus manos en jarra.
-¿Qué? –Dije, alzando las cejas- ¿Todavía con esas tonterías Hermione? ¿Qué pasa? ¿No puedo tener amigas?
-Ella no es tu amiga. –Rebatió ella-. Le gustas. Lo sé.
-Ah, ahora lo sabes todo, como siempre, ¿no? ¿Qué pasa, te lo ha dicho?
-Pues claro que no. –Respondió cortante. Entonces vi que alguien hacía un ademán de acercarse a mí, pero al ver a Hermione retrocedió; ¿sería Lia? No la distinguía claramente entre tanta gente- Ella es demasiado cobarde como para decir las cosas a la cara. Seguramente se hará la mosquita muerta y no se lo contará a nadie e irá dando pena por ahí.
-¡Mentira! –No podía creer lo que oía. ¿Tanto le disgustaba realmente?
-¿Mentira? ¿Te ha dicho a ti algo, acaso?
-¡Pues sí! –Dije con enfado- Tan preocupada estabas… ¡ahora lo sabes! Me lo ha dicho esta noche, sí. Y se ha marchado porque le dije que yo te quería a ti. ¿Contenta? ¿Querías que perdiese a una amiga? ¿Esa era tu meta? Muy bien, lo has conseguido Hermione.
-¡Lo sabía! No eran paranoias mías, ni de Ginny. Y ella… esa… no volveré a hablarle en la vida.
-¡Qué madura! Bien te caía cuando te la presenté.
-Nunca me ha caído bien. Simplemente fui cortés. Y ahora lo sé. Va a intentar alejarte de mí, no deberíamos volver a verla.
-¿Deberíamos? Sigue siendo mi amiga, a pesar de todo. Pienso seguir hablando con ella y no me lo vas a impedir.
-¿La quieres más que a mí, entonces? ¿Antepones su felicidad a la mía?
-¿Qué? ¡No! Yo solo… -Me arrepentí de haber comido tanto, ya que era la primera vez que algo me pudiese a llegar a sentar tan mal al estómago. Pero no eran los dulces. No sabía que contestar, ya que no pensaba ceder, pero tampoco quería que Hermione se pusiese de tan manera. Al ver que no respondía, indignada, se dio la vuelta y caminó hacia las puertas del comedor, para salir de él. Había fastidiado el baile a dos chicas. Un nuevo record personal, Ron. No tenía ganas de seguir allí y ya casi todo el mundo se marchaba a sus salas comunes porque pronto iban a dar las doce. Me encaminé hacia las puertas, cuando vi a Lia, junto a Irina, no muy lejos de mí. Quise acercarme, pero entre tanta gente era imposible que ella pudiese oírme y tampoco podía acercarme. Susurré su nombre inútilmente  justo cuando el aviso de que eran las doce resonó en la sala.
Y aquí estoy ahora. Un completo calzonazos, cuaderno, lo sé. Y una larga historia, también lo sé. Son ya las siete de la mañana. No intentaré dormir, ya que sería un desperdicio de tiempo. Aunque Harry parece llevar bien lo de dormir bien tras seis horas seguidas de baile. Bajaré al Gran Comedor, aunque no tenga mucha hambre… y después subiré a darle un almohadazo en la cara a este dormilón, para alegrarme el día.


Ah, hoy empezaban las vacaciones de Pascua, por cierto.

domingo, 18 de agosto de 2013

¡Y el Baile de Primavera gana el partido!

"“Sábado 16 de Marzo”
Justo iba a empezar los deberes de Pociones cuando te he visto debajo de mis apuntes. ¿Curioso, no? No es que me esté escaqueando de hacerlos, no. Es que... ¡te tengo que contar como fue el partido de ayer!
Me alegro de que al menos Harry se entusiasme y esté presente en todos los entrenamientos de Quidditch. Desde que fue anunciado que jugaríamos contra Hufflepuff el próximo viernes hemos estado planeando tácticas y comentando cuales podrían utilizar ellos contra nosotros. A pesar de que ha llovido estos últimos días y de que el campo de Quidditch parecía una piscina de barro gigante ninguno de los dos equipos perdió el entusiasmo por entrenar todos los días. Los de Hufflepuff practicaban por las mañanas y nosotros por la tarde. Cada vez que nos dábamos el relevo saludaba rápidamente a mi prima Ariana, que, al parecer, es la buscadora del equipo este año. He de reconocer que habían mejorado bastante, pero nosotros para nada se lo íbamos a poner fácil.

Por fin llegó el viernes.

Me alegraba de que, cuando bajé al Gran Comedor antes del partido, la mayoría de las conversaciones estaban relacionadas con el partido que se iba a llevar a cabo. Bueno, excepto alguna que otra alumna que hablaba de cuál sería su atuendo para llevar al baile que se iba a celebrar dentro de poco. QUÉ INTERESANTE. Tras el almuerzo nos pusimos en marcha. Unos cuantos alumnos nos desearon suerte, y otros cuantos a los de Hufflepuff (claro, como era de esperar). Me sorprendió bastante ver a Malfoy en las gradas. “¿Para qué había venido? ¿Para reírse un rato de nosotros?” pensaba. No debía dejar que esos pensamientos me desconcentraran del partido. También vi en las gradas a Lia, que me saludó antes de que comenzase el partido. Estaba sentada junto a ese chico de pelo rojo (y cuando me refiero a rojo quiero decir un rojo más intenso que la mermelada de fresa del Gran Comedor). ¿Quién sería? ¿Tal vez…? No, no creo. Al menos, eso espero.  También estaba, no muy lejos de Malfoy, Susan Lestrange. Me deseó suerte antes de que comenzase el partido. No entiendo absolutamente nada de ella… esa chica es completamente bipolar.
Antes de que me pudiese dar cuenta, ya estaba subido a mi escoba y la quaffle entraba en juego; Luna, comenzó a narrar de inmediato:
“Hufflepuff con la quaffle.
Smith, la tiene Smith, ¡oh, Katie Bell ha conseguido arrebatársela! Katie Bell pasa a Robins, Robins, ¡Robins! ¡Bien esquivada esa Bludger! Robins a Ginny, ¡Ginny Weasley con la quaffle! ¡Se acerca a los aros y…! ¡Anota! ¡Ginny Weasley anota un tanto para el equipo de Gryffindor! El marcador sube diez a cero a su favor. Los buscadores siguen en el aire, tras la pista de la snitch.
¡Y de nuevo Hufflepuff con la quaffle! De Herbert Fleet pasa a Tamsin Applebee. Tamsin se acerca peligrosamente a la zona de anotación, lanza y… ¡Ronald Weasley la intercepta! Más suerte a la próxima. ¡Allá va Katie Bell! Katie pasa a… ¡oh, no! Heidi Macavoy ha conseguido recuperar la quaffle. ¡Allá va de nuevo! De Macavoy a Smith, de Smith de nuevo a Macavoy. Ronald Weasley se prepara para… ¡oh no, Rickett ha lanzado una bludger directa a Ron… y… y Macavoy anota un tanto para Hufflepuff mientras Weasley se mece en su escoba intentando mantener el equilibro! ¡Por los pelos ha esquivado la bludger! Diez a diez, ambos equipos están igualados.
Robins con la quaffle, dispuesta a apuntar un tanto más para los de Gryffindor. De Robins a Bell… Katie consigue hacerse paso entre Applebee y… ¡miren eso! ¡La buscadora Ariana Prewett de Hufflepuff se lanza en picado! ¡Ha visto la snitch! ¡Harry Potter se decide a volar tras ella! ¡Allá van! ¡¡Allá van!! ¡Ariana cae y cae en picado! Merlín se estrellarán a este paso… ¡Harry Potter disminuye velocidad! ¡Harry Potter disminuye velocidad deteniéndose antes de chocarse contra el suelo mientras Ariana se desvía hacia la derecha evitando colisionar contra el campo! ¡Era el famoso Amago de Wronski! Ariana Prewett no logró su propósito. Ambos buscadores se encuentran aún en sus escobas, aunque Harry Potter se encuentra extrañamente cerca del suelo, buscando algo con la mirada. ¡Y mientras Robins consiguió marcar otro tanto! Gryffindor supera a Hufflepuff por diez puntos. ¡Harry Potter se mueve decidido hacia la parte oeste del campo! ¡Va tras un destello dorado! ¡La snitch! Ariana Prewett reacciona y lo sigue… ¡Ariana aumenta velocidad! ¡Demasiado tarde! ¡Harry Potter se lanza decidido hacia el destello dorado, que se encuentra a muy poca altura del suelo! ¡Nada puede pararlo… y… alcanza la snitch! ¡Harry Potter consigue la snitch! ¡Gryffindor se anota otra victoria! ¡Allá van todos a su encuentro! ¡Bravo! ¡Pero esto no acaba aquí! ¡La reciente victoria de Ravenclaw en el partido contra Slytherin hace que Gryffindor tenga que jugar un último partido contra ellos! Hasta aquí el partido. Espero que lo hayáis disfrutado.”
El resto ya os lo podéis imaginar. Felicitaciones, saludos, barro, mucho barro y una magnífica mueca de decepción y desprecio de parte de Malfoy.
Y bueno, ahora sí que nos toca jugar contra Ravenclaw. Seguramente ya lo había mencionado, pero lo vuelvo a hacer porque soy así de inteligente; Lia está en el equipo, y juega como cazadora. Y el chico, bueno, creo recordar que se llama Ethan, también juega este año en el equipo como buscador. Han vencido a Slytherin, cuya buscadora es Daphne Greengrass. Dicen que su hermana pequeña Astoria le pone ojitos a Malfoy (permíteme decir que Daphne es más inteligente que ella en eso, o al menos, no tiene el sentido del gusto atrofiado). Merlín, qué asco.
Y mientras aquí sigo. Sin tener ni maldita idea de cómo bailar para el próximo sábado. Tampoco creo que salga mucho a la pista, no creo que sea muy apropiado ir tirando a la gente por ahí y romperles la cadera. De verdad que si no fuese por Hermione me quedaba bien calentito en la Sala Común jugando a los naipes explosivos. Bueno, Harry tiene el mismo problema, ¿qué les da a las chicas con los bailes? “Aaaah, un baile, o sea, que chupi, llevaré a mi príncipe y bailaremos hasta que se me destrocen los pies…” Merlín.  QUÉ DIVERSIÓN. Y no exagero, eh, baja al Gran Comedor en hora punta y siéntate cerca de unas cuantas chicas. Bueno. Pensemos en algo positivo. Tiene que haber comida. Mucha. Tal vez podría fingir un corte intestinal y… y… no funcionaría. Ya pensaré algo, aunque no con el estómago vacío. Voy a bajar a cenar. Ah, ¡los deberes de Pociones! Sí, bueno… seguro que no se me olvidan. Los dejaré por aquí, y luego pediré ayuda a Hermione (con pedir ayuda me refiero a suplicarle hasta que me deje copiar los suyos). Y ahora, a por alitas. De pollo, preferiblemente.